“¿Igualito como siempre?”

Una vez Karen Saavedra Morales vio a dos de sus clientes fieles pasar por el umbral de su café Love Coffee, ubicado en la calle Génova, en Guaynabo, ya sabía cuáles serían sus órdenes. Hasta sabía cómo modificaría la orden si uno de ellos, ese día, estaba sufriendo de su habitual acidez estomacal.

“Dámelo igualito como siempre”, respondió el cliente a su pregunta. “Okay, y con amor”, contestó la empresaria mientras automáticamente preparaba la orden que tenía ya memorizada.

Karen Saavedra dueña de Love Coffee.
Karen Saavedra dueña de Love Coffee. (David Villafañe)

Y es que desde la primera vez que Saavedra Morales probó el café se enamoró. Su pasión por el líquido prieto data a los días de su niñez cuando, a escondidas de su madre, bebía el mejor café que ha tomado en su vida: hecho de las manos de su abuela, colado con “la media” y servido en el envase verde que una vez contenía mantequilla.

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“Para mí eso era una tradición con mi abuela y el sabor de ese café yo nunca lo he tomado igual. Ese café era único, especial. De ahí yo no dejé de tomar café”, rememoró Saavedra Morales sentada en una de las mesas de su recién inaugurado local que ubica adyacente al antiguo Shirley’s Pizza, cercano al Fuerte Buchanan.

Con el amor al café, nació también el deseo de ser dueña de su propio espacio, donde podría compartir su bebida favorita y formar amistades dentro de un espacio íntimo y ameno. Estudió repostería con el fin de materializar esa meta.

Love Coffee en Guaynabo.
Love Coffee en Guaynabo. (David Villafañe)

A todo el mundo que entra quiero que se sientan como si estuviesen en la casa. Tú te tomas un café y hablas. Mi intención es esa…que se sientan cómodos…que cuando tengan el estrés o el ‘rush’ del trabajo, encuentren un lugar cerca para relajarse, es mi intención. Así vienen y charlan, algunos se han desahogado, algunos que me han contado cosas de su vida y para mí eso es especial y creo que estoy logrando lo que realmente quería. Si me dejan, yo abrazo y beso a todo el mundo que nos apoya”, dijo entre risas.

Empero, no fue nada simple llegar a este momento. La vida le presentó grandes óbices, creándole la ilusión de que, quizás, nunca lograría lo que siempre soñó.

La madre de tres varones, quien hoy día tienen 25, 23 y 21 años, enviudó joven y tuvo que ingeniárselas para mantener a su pequeña familia.

“Qué no hacía”, recordó al mencionar que, para criar a sus hijos, llegó a ofrecer servicios de manicura y pedicura, cortaba grama y vendía almuerzos antes de adentrarse en la industria de distribución de carnes, a la que dedicó 20 años de su vida.

Aunque el sueño de un día emprender su propio negocio nunca murió, se opacó por temores y dudas que surgieron en sí misma.

“Tenía siempre ese anhelo de independizarme del patrono privado, que estoy agradecida por todas las oportunidades que me dieron en la vida, pero sentir esa liberación de yo tener mi propio negocio, de poder crecer sin tener esa presión me llevó a que poco a poco fuera leyendo (y) me instruía”, recontó.

“Esa inseguridad me tenía estancada por muchos años, el miedo de comenzar un negocio. Uno a veces duda de uno, la presión de que tienes un trabajo y crees que tienes esa estabilidad, pues no me motivaba”, continuó.

Al cabo de dos décadas dedicada a la industria privada, ya el estrés trastocó su salud. Gracias al ímpetu de su pareja, Jayson Rosario, finalmente reunió sus ahorros y se lanzó al gran reto de lo que siempre deseó.

“Él fue el que me motivó, creía en mí. Estaba ahí como la macacoa, como digo yo, para que pudiera cumplir mi sueño y salirme de la empresa privada y ahí, dije basta ya, voy a hacer mis cosas”, aseguró.

Esto, sin embargo, llegó con otros grandes retos. Rosario y Saavedra Morales adquirieron una cafetera comercial y, en su apartamento en Toa Alta, se convirtieron en sumilleres de café. Qué muchos cafés prepararon y qué mucho degustaron hasta, por fin, dar con el clavo.

“Queríamos darles algo que sintieran lo que yo sentí cuando lo probé por primera vez”, afirmó al mencionar que el proceso de permisología también aplazó su apertura.

Su propia dueña, finalmente

Además de perfeccionar su producto estrella, todo el diseño interior del local fue creado a mano por ambos empresarios. Las noches de trabajo eran eternas, pues los turnos terminaban, en ocasiones, a las 3:00 a.m.

Esta ardua labor transformó el pequeño espacio en menos de cinco meses en uno grato, con detalles rosada, ya que, además de encantarle el color, Saavedra Morales consideró que el rosa “calma, tiene que ver con amor, da alegría”. Aprovechó, además, que en el techo había tubería expuestas para crear un “look” industrial que emulara una fábrica de café.

“Se hizo todo, todo, todo. Cada detalle lo hemos confeccionado entre los dos”, detalló. “Todo se hizo bastante rápido, pero la cuestión de tener que esperar por los permisos, ese proceso fue un poquito tedioso, porque fueron varios meses desde finales de enero”, añadió.

Faltaba nombrar su café. Desde un inicio, Saavedra Morales supo que quería que el nombre tuviera algo que ver con el amor, ya que es “la base del mundo”. Tras días y días rompiéndose la cabeza pensando en un nombre, Rosario sugirió Love Coffee. Así se quedó.

Tanto Saavedra Morales como Rosario prevén continuar cosechando éxitos en el local. Es que ya lo han logrado. Próximamente, expandirán el menú, incluyendo almuerzos. En un futuro, Saavedra Morales le gustaría llevar su concepto a Orlando, en Florida. Mientras, Rosario visiona abrir su propio café, bajo su propio concepto.

“Que crean en ellas”

En retrospectiva, Saavedra Morales reconoce que su sueño se hizo realidad cuando se deshizo de los miedos que la ataban y, máxime, cuando confió en Dios. Esta misma lección es la que quisiera que toda mujer, independientemente cuál sea su meta o sueño, emule.

“Que crean en ellas, porque en mi experiencia, fue lo que me aguantó: la duda, el miedo. Que no lo tengan, que eliminen ese bloqueo y que oren a Dios, que Dios te lleva al camino que tienes que estar. No necesariamente tiene que ser un negocio, tú puedes hacer cualquier cosa para ti. Que confíen en ellas que se puede hacer”, aconsejó.

“Fue bien difícil, pero se puede. Es la mente. Todo en la vida es la mente, cómo tú veas las cosas, como tú crees que van a ser las cosas y lo logras y yo lo hice”, añadió.

En las redes sociales puedes conseguirlo como lovecoffeepr.